[ Expediente: Eloy Lovecraft]

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Proviene de una familia Élite de Inglaterra que vivió en Japón la mayor parte de su vida, sus padres eran muy adinerados y trabajadores, también tenía un hermano mayor llamado Ariel quien solo le llevaba un par de años. Siempre se llevó bien con su hermano, era el que más le levantaba el ánimo en sus tiempos difíciles. Con su padre nunca tuvo una buena relación y con su madre era algo indiferente.
Desde que tiene conciencia siempre le gustó dibujar, pero estos no eran muy alegres que digamos. Desde chico tenía pensamientos bastante lúgubres ya que siempre le habían gustado los cuentos de terror o por el estilo. Uno de sus libros favoritos fue justamente uno del tan conocido escritor de cuentos tétricos Howard Phillips Lovecraft; siempre sus padres le daban para leer libros de matemáticas o por el estilo. Aquel libro de éste escritor lo había encontrado de casualidad en la biblioteca de su casa, desde un principio le había llamado la atención ya que llevaba su mismo apellido.
Al vivir en Londres donde todos los días eran nublados, estar con una familia de Élite en la cual sus padres no le prestaban mucha atención y su hermano estudiaba todo el día en la escuela y luego en la universidad hacía que Eloy se quedara solo en la casa no sabiendo más que hacer que leer los cuentos de Lovecraft y Poe o dibujar. Claro que él también iba al colegio pero solo era por la mañana; nunca le gustó ir, sentía que sus compañeros lo odiaban o más bien Eloy a ellos. Al ser una escuela privada con todos compañeros de familias Élite no eran del todo agradables. Trataba de la mayoría del tiempo ignorar a todos y concentrarse en sus estudios o sus dibujos que hacía en clase. Tampoco asistía mucho, siempre tuvo un cuerpo frágil y propicio a las enfermedades, desde chico siempre tuvo presión baja por lo que tenía que tomar medicamentos todos los días, además de que en invierno siempre se enfermaba (con gripe, fiebre o un simple resfriado).
Eloy comenzaba a experimentar una sensación de vacío a la edad de 10 años. Comenzó a no encontrarle un gran sentido a su vida, no tenía nada que lo motivara a seguir viviendo, lo que le hizo reflexionar hasta llegar a la decisión de suicidarse cuando cumpliera los 12 años. Ya lo tenía todo planeado, subiría a la terraza de su casa y cerraría todas las vías posibles para subir, tomaría un arma y solamente relataría unos versos antes de apretar el gatillo y terminar con su vida. Hasta entonces, él solo estaría haciéndose daño así mismo en partes que no podían verse fácilmente. Se estuvo preparando mentalmente hasta ese día…
Llegó un año después de su decisión, una idea de su maestra la cual era hacer contacto con los alumnos de una escuela también privada pero de música que quedaba al otro lado de Londres bastante lejos de donde ellos se encontraban. Comenzaron a mandarse cartas y estas se repartieron entre los distintos alumnos del curso. Eloy comenzó a tomar esto con bastante indiferencia, pero fue así como pudo conocer a un chico que le captó bastante la atención. Comenzaron a hablarse más y más mediante cartas haciendo que él experimentara algo que nunca había sentido. Pensó varias veces en dejar esa tontería de hablarse por correspondencia pero sentía que si lo hacía perdería a un gran amigo. Al fin de algunos meses llegó una carta de aquel chico la cual demostraba todos sus sentimientos hacia Eloy. Sintió que una gran felicidad le recorría todo el cuerpo, no sabía cómo describirlo…Nunca lo había sentido, había pensado en la posibilidad de que ese chico le gustase pero le pareció no adecuado y le dio temor a no poder ser correspondido nunca. Fue así como se siguieron escribiendo y cada vez conociéndose más entre ellos, haciendo que cambiara su fecha de partida. Una vez llegó una carta de aquel chico diciendo que no iba a poder responder tan seguido por razones personales, ante esto Eloy se quedó medio extrañado pero respondió que no había problema. Las cartas comenzaron a tardar más y más, no era como si el otro chico no estuviera interesado pero Eloy comenzaba a sentir algo extraño…Sus días volvieron a tornarse algo deprimentes de nuevo, comenzó a enojarse y en sus cartas no había más que palabras indiferentes y cada vez más cortas. Luego, en una de sus cartas reveló que no le tenía confianza, comenzó a auto-criticarse y diciendo que se merecía a alguien mejor. No recibió respuesta. No podía dejar de sentirse enojado y con culpa dentro suyo, decidió enviarle otra carta de disculpas. No recibió respuesta. Fue ahí donde esa relación entre ellos se cortó y no volvió a saber más de ese chico.
Todo esto hizo que su infelicidad e inconformismo con él mismo volviera de una manera atroz. Aún así, su fecha de partida la había extendido por lo que ya tan solo esperaría hasta el próximo 9 de julio. No era tan fácil para un niño de 12 conseguir un arma, además de que quería experimentar algo más…
Una vez más reflexionó y decidió en ese tiempo que le quedaba de vida poder encontrar a otras personas con las cuales hablar y relacionarse. Claro que esto nunca lo logró ya que no pudo encontrar a una persona “indicada” para él. Estuvo tanto con chicas como con chicos pero ya no relacionándose por correspondencia sino que físicamente. Una vez más pospuso su fecha de partida para su cumpleaños número 15 (y finalmente al número 16). Sentía que quería “jugar” un poco más con estas personas. El estudio nunca lo dejó de lado, siempre tuvo unas excelentes notas para que sus padres no sospecharan pero aún así ya no estaba mucho tiempo es su casa, salía con distintas personas y coqueteaba con ellas. Solían rumorearse cosas no muy agradables de él dentro de su curso las cuales no eran del todo ciertas. Estos rumores llegaron rápido a los profesores haciendo que sus padres se enteraran de esto, su padre se puso extremadamente furioso con él. Tenían constantes peleas, no podía soportar que su hijo haga ese tipo de cosas y menos con chicos además de chicas. Eloy se defendía actuando indiferente a sus charlas o gritos en ocasiones, se sentía como un incomprendido. Su hermano hacía de menos, al escuchar esto sentía que Eloy estaba cambiando por lo que no le prestó más atención como hacía antes en sus tiempos libres. Continuas discusiones y peleas con su familia se hicieron presentes. A todo esto, su salud no mejoraba y comenzaba a tener desmayos más seguidos.
Entre el clima deprimente y arrogante en el que vivía, entre las discusiones y peleas con su familia, entre el inconformismo, odio, enojo y culpa contra él mismo hacía que cada vez quiera más que aquel día llegara. Al fin y al cabo consiguió un arma que pudo comprar con tan solo un poco de dinero robado de sus padres. Llegó el día, tomó el arma y subió por las escaleras, sus padres se encontraban en la casa pero supondría que ni siquiera se darían cuenta. Tomo el arma y la puso en su cabeza. Luego de decir algunas palabras para que simplemente se las llevara el viento, sintió uno pasos seguidos de unos gritos. No se había percatado de que las puertas no estaban bloqueadas ni la de arriba ni la de abajo de la escalera. Sus padres lograron agarrarlo de ambos brazos con un movimiento rápido y desesperado antes de que Eloy lograra suicidarse. Gritó y lloró rogando que lo dejaran hacerlo, se puso furioso y comenzó a insultarlos por no respetar su decisión y por traerlo a la vida. Después de unas cuantas horas lo único que hicieron fue encerrarlo en su cuarto, nadie decía ni una sola palabra. Sus padres lo observaban con pena y enojo a la vez y Eloy solo tenía una expresión de poker. Estaba en su límite y no podía hacer más que pensar en blanco.
Los días pasaban y nadie decía ni una sola palabra. Comenzaban a aparecerle nuevas ideas de cómo quitarse la vida. Las palabras en su cabeza “Suicidate.” se hacían presentes todo el tiempo. Probó con ahorcarse, apuñalarse o ahogarse pero siempre fue interrumpido por sus padres o diferentes personas que lo vigilaban. Eloy comenzaba a mirarlos con un odio muy profundo mientras decía cosas realmente horribles hacia ellos. Su familia no pudo contenerlo más, él era simplemente una desgracia. Lo mandaron al psiquiátrico Angels Hearts, se rumoreaba que era un muy buen psiquiátrico con una gran historia. Quedaba en la otra punta de donde vivían ellos en Japón por lo que fue una excelente manera de poder deshacerse de su hijo. La decisión ya estaba tomada. Nadie pudo decir ninguna objeción al respecto, Eloy sentía que ya le importaba un cuerno lo que hicieran con él, no dejaba de mirarlos con odio y con ganas de asesinarlos en cualquier momento. Su hermano trató de hacerlos cambiar a sus padres pero no pudo hacer nada. Es así como llegó al psiquiátrico, con demasiada furia y odio acumulada, con ganas de asesinar al primero que se interponga en sus planes de suicidio.